La romería de San Isidro Labrador de Estepona: tradición, fe y un camino lleno de milagros
La romería de San Isidro Labrador de Estepona es una de las tradiciones más queridas por el pueblo, una jornada en la que la fe, la naturaleza y la cultura popular se entrelazan para honrar al patrón de los agricultores. Esta romería tuvo su primera edición en el año 1989, y desde entonces, se ha convertido en un evento esencial en el calendario festivo de la localidad.
La jornada comienza cada año muy temprano. A las 8:00 de la mañana, la imagen de San Isidro sale desde la iglesia de San José, acompañada por cientos de romeros que, a pie, recorren los 6 kilómetros que separan el centro del pueblo del parque de Los Pedregales, donde se celebra la romería. El camino está lleno de emoción, cantos, rezos y momentos compartidos entre familias, amigos y vecinos.
Uno de los elementos más significativos de este recorrido son los 12 monolitos que se encuentran repartidos a lo largo del camino. Cada uno representa uno de los milagros atribuidos a San Isidro Labrador, y los romeros se detienen ante ellos para leerlos y reflexionar. Es una forma de espiritualidad activa, donde el peregrinaje se convierte en una experiencia de fe y conexión con la historia del Santo. Estos monolitos marcan el pulso del camino y lo convierten en un auténtico vía crucis romero.
Al llegar al parque de Los Pedregales, un hermoso entorno natural que ofrece sombra, amplitud y vistas espectaculares, los romeros se instalan para pasar el día. A las 18:00 horas, se celebra la tradicional misa de romero, precedida por el rezo del Ángelus a las 12:00. Este momento es el culmen espiritual de la jornada, y congrega a todos los presentes en torno al altar instalado junto a la ermita.
Y tras la misa, llega uno de los momentos más esperados y emotivos: la Hermandad de San Isidro ofrece una gran tarta a todos los asistentes. Es un instante de unión, donde se comparte con alegría lo vivido durante la jornada. Romeros, visitantes y familias se reúnen alrededor del dulce como símbolo de comunidad, amistad y generosidad.
Durante los años 90, la romería de San Isidro Labrador de Estepona alcanzó su máximo esplendor. Se celebraba el primer sábado y domingo de mayo, y muchas familias acampaban todo el fin de semana en Los Pedregales. Era una verdadera fiesta del pueblo: las carretas se adornaban con esmero, se cocinaban platos típicos, se bailaban sevillanas, y el ambiente era una mezcla de devoción y alegría contagiosa. Estepona, literalmente, «subía a la romería».
Sin embargo, en los últimos años, la participación ha disminuido notablemente. Cada vez son menos los romeros que hacen el camino, y la romería de San Isidro Labrador de Estepona se encuentra en un momento delicado. Pero lejos de resignarse, muchos esteponeros están decididos a revivir esta tradición y devolverle la grandeza que tuvo.
Desde la Hermandad y desde el propio pueblo nace un nuevo compromiso: retomar la romería de antaño, impulsar su esencia y recuperar el espíritu que unía a generaciones. La romería de San Isidro Labrador de Estepona no es solo una fiesta, es un legado cultural y espiritual que merece seguir vivo. El futuro nos espera, y con él, la esperanza de ver de nuevo a San Isidro acompañado por un pueblo unido y lleno de fe.